lunes, 21 de julio de 2014

Ser lo que soy

Deslizar la tinta 
sobre el blanco
descongestiona
el roto de las costuras
desmembradas
que me alambran la estructura.

Tengo el signo
"?"
en la punta de mi pie,
como si el camino
me hubiera elegido 
ya pronosticando mi/su fracaso.

He sufrido 
todas las dicotomías
de los sementales
que macularon 
mi dentadura. 

Recorrí, 
por tanto,
mil sendas de posesión ajena
por no saber reconocer 
la impronta de mi extremidad: 
ingerí la medicación necesaria
para tolerad de J la indiferencia;
respeté la libertad química de Jad;
amortigüé la caída
del vertiginoso vuelo con A
gracias al poliformismo de mis tripas,
y me quedé mil veces
a las puertas del corazón de M
[conseguí me que diera igual].

Ya sólo me quedan
el silencio,
el vacío,
saber de mí,
SER,
como si ser
fuera un verbo
progresivo, constructivo, futurista;
nunca más pretérito.
Soy, siendo, seré,
nunca fui,
porque no era nadie
hasta que esta tinta
deslizada en el blanco
decidió ser
la firma del propósito
que me lleva a declarar
que soy lo que escribo,
lo que hago, 
todo lo que la soledad me ampara,
todo lo que ellos nunca consintieron
aprender de mí.

Todo eso
SOY.


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