lunes, 10 de octubre de 2011

La piel que habito (me devora)

ya el vaso
vacío.

Antes rebosaba muerte.

El cuerpo elástico,
nuevo
"estoy hecha a tu medida".

Vacios en el vacío,
vacío en el mar
de tus ojos rotos.

Vacías la balas.

Vacías las puntas de los
bisturís con que suturas
toda la superficie que muere.

Vacías ya las copas de plásticos barato
del ron de media noche entre lujo necio.

Vacías tanto vacío absurdo,
que parece medio lleno y medio
(y media hiena también)

Y al final el vacío cuerpo de plástico
ocupa ya la esencia
de lo opuesto a tu gustos.
No lloro.

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